Antonio Pizarroso y García Corvalán (Jerez de la Frontera, 19.03.1811 – Madrid, 13.04.1874) fue un actor dramático y escritor español. Nació en una familia afrancesada y liberal, lo que ocasionó problemas a su padre, Carlos Pizarroso, durante la Guerra de la Independencia. A pesar de ser acusado de traición, fue absuelto al demostrarse que había salvado vidas patriotas como intérprete del ejército napoleónico.
La educación inicial de Antonio fue dirigida al ingreso en la Real Armada, pero la muerte de su padre lo llevó a cambiar de vocación y dedicarse al teatro. Su debut como actor ocurrió en Cádiz en 1832, y a lo largo de su carrera actuó en ciudades como Valencia, Barcelona y Madrid. Compaginó su vida artística con su participación en conflictos bélicos, como la Guerra Carlista y la contienda entre liberales progresistas y moderados, siendo condecorado por su actuación.
En 1844, Pizarroso se estableció en Barcelona como actor y posiblemente empresario teatral. Durante su estancia allí, dirigió el Teatro Nuevo y fue criticado por su estilo interpretativo exagerado. En 1847, participó en la inauguración del Teatro del Liceo.
Su vínculo con la didáctica teatral comenzó en 1858 cuando fue nombrado maestro honorario del Conservatorio de Madrid. A lo largo de su vida, Pizarroso impartió clases de declamación y fue miembro de jurados de exámenes con destacadas figuras de la época, como Manuel Tamayo y Francisco Camprodón. Además, escribió el ensayo »Reflexiones sobre el arte de la declamación» en 1867, donde expuso sus ideas sobre el arte dramático.
Pizarroso también colaboró en la creación de la Escuela de Práctica de Declamación en el Teatro Español en 1872, aunque luego continuó enseñando de manera privada tras su cierre. A lo largo de su carrera, compartió escenario con figuras relevantes como Julián Romea, Matilde Díez y Antonio Vico.
Falleció el 13 de abril de 1874 en Madrid debido a una afección pulmonar. El Teatro Español le rindió homenaje y fue reconocido con varias distinciones, como la Orden de Carlos III y la Cruz Militar de San Fernando. La prensa de la época, como »La Iberia» y »El Imparcial», publicó su necrológica, y recientemente se ha solicitado que una calle en Jerez lleve su nombre.
Comparar listados
Comparar