Gómez Pereira (Medina del Campo, 1500–¿1567?) fue un médico, filósofo y humanista español, destacado por su rechazo de los conceptos medievales en medicina y por su pensamiento nominalista, considerado precursor del cartesianismo.
Nació en Medina del Campo, segundo de cinco hermanos. Su padre, Antonio Pereira, tenía una tienda de paños; su madre, Margarita de Medina, falleció en 1515. Se le supone descendiente de judíos conversos portugueses. Estudió filosofía natural y medicina en Salamanca, siendo alumno del nominalista Juan Martínez Silíceo. Finalizó sus estudios en 1520 y ejerció en Medina, donde se casó con Isabel Rodríguez. Además de la medicina, gestionó negocios familiares, recaudó rentas reales, tuvo bodegas y alquiló habitaciones en las ferias. Su fama lo llevó a ejercer en varias ciudades y en la corte de Felipe II, asistiendo al príncipe Carlos tras un accidente. En 1563 patentó, junto a Francisco Lobato, un molino de sifón sin represar agua. Murió sin descendencia; algunos lo sitúan en 1558, aunque existen documentos suyos hasta 1567.
Su obra más célebre es Antoniana Margarita (1554), dedicada a Silíceo y a sus padres, donde aborda el automatismo de las bestias, la teoría del conocimiento y la inmortalidad del alma. Su otro trabajo, Novae veraeque Medicinae (1558), dedicado al infante don Carlos, es médico y empírico, rechazando a Galeno y Aristóteles, y tratando enfermedades como fiebre, lepra o viruela.
Pereira formuló antes que Descartes un principio similar al cogito ergo sum: Nosco me aliquid noscere: at quidquid noscit, est: ergo ego sum. Desde el siglo XVII se ha debatido si Descartes lo conocía o lo plagió. Críticos como Pierre Daniel Huet, Isaac Cardoso o Voltaire señalaron semejanzas en su visión del automatismo animal y el método de razonamiento, aunque Descartes lo negó.
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