Segundo hijo de Alfonso III, fue un soberano enérgico y batallador que sometió a su autoridad única los territorios del reino leonés y combatió exitosamente contra los musulmanes, que aún dominaban la mayor parte de la península ibérica. Su reinado supuso el tránsito tácito y tranquilo del Regnum Asturorum al Regnum Legionense, con la sede regia ya establecida definitivamente en la ciudad de León.
Su sepulcro lo encontramos en la Catedral de León detrás del altar mayor, en el centro de la girola y frente a la Virgen Blanca.
Es una especie de mausoleo policromado construido a finales del S.XIII y completado en el S.XV como sepulcro episcopal que, sin embargo, sirvió para que los restos de Ordoño descansaran por fin en la catedral gótica, tres siglos después de su muerte. La escultura principal, que debió estar en la primitiva catedral románica en posición vertical, conserva el epitafio » …por haber cedido su silla real para sede episcopal».
La Catedral de León alojó el primer panteón de reyes leoneses. En ella fueron depositados sucesivamente los cuerpos de Ordoño 11, Fruela Il y Vermudo Il, pero en el siglo XI ya sólo se encontraba allí el sepulcro de Ordoño II. El resto de los reyes leoneses fueron enterrados posteriormente en Palat de Rey, en San Isidoro y, fuera de la capital, en Sahagún y Compostela.
En el siglo XIII, tras la confluencia de los reinos de León y Castilla, los reyes ordenaron dignificar numerosos panteones regios pretéritos, que sacralizaban la memoria del monarca co-respondiente y, al mismo tiempo, prestigiaban la iglesia que los custodiaba.
La Catedral de León había quedado arrinconada en ese paisaje de túmulos soberanos. Incluso el fugaz y frustrado rey de León Juan, coronado en 1296 pero desposeído al poco, acabó solicitando nicho en la Catedral de Burgos y no en la leonesa. En esas circunstancias, los canónigos leoneses consideraron imprescindible reivindicarse y adquirir una visibilidad que los reyes —incluso Alfonso X— le negaban.
Resultaba políticamente conveniente y explícitamente propagandistico resarcir la memoria del rey fundador y proporcionarle una nueva tumba.
Hacia 1300 se labró caja con yacente encima, distinguido con corona, espada, espuelas, orbe imperial, anillo y can. Encima un timpano ojival de dos pisos (Crucifixión, Descendimiento; Imagen mayestática de Dios), salmeres® con cabezas de reina y obispo, leones y arquivoltas* con las armas de Castilla y León. Esta heráldica era un dislate: convertía a Ordoño Il en un monarca de la corona castellanoleonesa porque pretendia trabar el pasado en el presente. Se instaló en el lado sur del presbiterio, presidido ya entonces por las tumbas de los obispos santos Froilán, Alvito y Pelayo.
Por una compleja coyuntura de competencia política entre sedes episcopales, en la segunda década del siglo XV se creyó oportuno trasladar la tumba y ampliarla. Quedó donde la vemos hoy, en el centro del deambulatorio, contra la espalda del sepulcro de san Froilán. Cinco siglos después tuvieron vecindad post-mortem dos personajes que se trataron en vida. El nuevo programa escultórico (obra del maestro Jusquín) y epigráfico, completamente policromado, rememoraba y conmemoraba los episodios más encomiables del rey pío y glorioso. (Revista de la Catedral de León)
Comparar listados
Comparar