Ramón de Navarrete y Fernández Landa (Madrid, c. 1818 – Madrid, 25 de abril de 1897) fue un destacado periodista, cronista de sociedad y escritor español. Ingresó en el mundo del periodismo a los quince años, comenzando en La Gaceta, que luego llegó a dirigir. Cultivó el género costumbrista, destacándose junto a figuras como Ramón Mesonero Romanos, Serafín Estébanez Calderón y Mariano José de Larra.
Navarrete utilizó múltiples pseudónimos en sus escritos, como »Alma viva» y »Asmodeo», siendo este último especialmente famoso por sus crónicas sociales en La Ilustración Española y Americana. A través de su serie de artículos »Los salones de Madrid», detallaba los eventos y veladas de la aristocracia madrileña, con especial atención a los personajes más ilustres del reino. Este tipo de crónica lo convirtió en el primer cronista del corazón en España, según la crítica de la época, y su estilo inspiró a otros escritores, como el padre Luis Coloma, que lo incluyó como personaje en su novela Pequeñeces bajo el nombre de »Pedro López».
Colaboró en múltiples publicaciones periódicas, como El Heraldo, La Época, El Día, La Correspondencia de España, y muchas más. Fue el primer director de La Época, donde sus crónicas sociales, o »ecos de sociedad», gozaron de enorme popularidad. Su colega Eusebio Blasco valoraba tanto su obra que lamentaba no tener los medios para publicarla en su totalidad. Benito Pérez Galdós lo reconoció como el gran crítico de la sociedad, y Juan Valera lo consideró el mayor conocedor de las costumbres aristocráticas.
En el ámbito literario, escribió varias obras de teatro y novelas, como Creencias y desengaños (1843), Madrid y nuestro siglo (1845), Misterios del corazón (1849) y El crimen de Villaviciosa (1883). Además, adaptó numerosas obras dramáticas francesas para la escena española.
Falleció en Madrid el 25 de abril de 1897, dejando un importante legado como cronista y escritor, destacando por su aguda observación y retrato de la sociedad madrileña de su tiempo.
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