Hijo de Aloito Fernández de Saavedra, que fue ricohombre y mayordomo mayor del rey Bermudo II de León, también enterrado en la catedral de León, y de Urraca López de Lemos; su hermano mayor Arias Aloitiz heredó de su padre, el castillo de Arias y el territorio de Parga, Villalba y Mondoñedo.
En 1063 presidió la embajada que envió el rey Fernando a Sevilla para recoger el cuerpo de la virgen santa Justa. Ante la imposibilidad de hallarlo, se decidieron por trasladar las reliquias de san Isidoro, descubiertas de modo milagroso según el Silense que refería que el propio San Isidoro le anunció en sueños la ubicación de su sepulcro así como su próxima muerte como así fue. Alvito cayó enfermo en Sevilla y murió una semana después. Su cuerpo fue también llevado a León y, según una leyenda tardía, recogida por un canónigo de San Isidoro de León a finales del siglo XII, a su llegada a la capital se originó una disputa por la posesión de su cuerpo, que fue solucionada por santo Domingo de Silos, a la sazón presente, en favor de la catedral, donde fue sepultado. El santoral español celebra San Alvito cada 5 de septiembre
Sus reliquias fueron recolocadas en 1164 y en 1527 se levantó un nuevo sepulcro renacentista, obra de Juan de Badajoz, bajo el patrocinio del obispo Pedro Manuel.
El sepulcro de San Alvito en la Catedral de León puede verse enfrente de la capilla de El Nacimiento, en la parte superior de la girola.
El sepulcro fue realizado por el maestro Juan de Badajoz »el Mozo» en el S.XVI para trasladar al obispo Alvito, quien murió en Sevilla en 1063 en la expedición que encontró los restos de san Isidoro, desde su original arca funeraria, hasta este llamativo conjunto escultórico, en un lugar más cercano al altar, justo en el lado contrario donde se encuentra san Pelayo.
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