Eduardo Zamacois y Quintana nació el 17 de febrero de 1873 en una finca llamada »La Ceiba» en Pinar del Río, Cuba, y falleció el 31 de diciembre de 1971 en Buenos Aires, Argentina. Fue un prolífico escritor, conocido por su vasta producción literaria que incluyó novelas, cuentos, artículos periodísticos, ensayos, memorias, y obras de teatro, sumando cerca de 120 títulos. A lo largo de su vida, Zamacois fue un hombre de espíritu inquieto y aventurero, con una vida llena de altibajos tanto en lo personal como en lo profesional.
Hijo único de Pantaleón Zamacois Urrutia, un vasco emigrado a Cuba, y de Victoria Quintana González, cubana, Eduardo pasó su primera infancia en Cuba antes de trasladarse con su familia a Europa. Vivió en Bruselas, París y, finalmente, en Sevilla, donde completó su educación secundaria. Posteriormente, se estableció en Madrid, donde comenzó estudios universitarios, primero en Filosofía y Letras y luego en Medicina, aunque no llegó a terminar ninguna de las carreras.
Zamacois comenzó a destacar en el mundo literario en París, trabajando para las editoriales Garnier y Bouret. De regreso en España, dirigió la revista Vida Galante y fundó, con el apoyo económico de su madre, varios proyectos editoriales, como los diarios La Justicia y los semanarios El Libre Examen y El Escándalo, que no tuvieron éxito. Sin embargo, logró un gran éxito con El Cuento Semanal, una publicación que dirigió hasta la muerte de su socio Antonio Galiardo. Posteriormente, fundó Los Contemporáneos, una revista que también tuvo un éxito considerable.
Su vida amorosa fue turbulenta, marcada por numerosos romances y un episodio de bigamia en 1918 cuando se casó con una joven nicaragüense, Tulia Avilés, mientras aún estaba casado con su primera esposa, Cándida Díaz Sánchez, con quien tuvo tres hijos.
Durante la Primera Guerra Mundial, fue corresponsal en París para el periódico La Tribuna, y durante la Guerra Civil Española, se alineó con el bando republicano, escribiendo crónicas comprometidas y elogiadas por su valentía y compromiso político. Sin embargo, esto le trajo problemas con el Frente Popular debido a su libro El asedio de Madrid, que describía con realismo las penurias y el coraje de los defensores de la ciudad sitiada. Tras la caída de Barcelona, se exilió en Francia, y más tarde vivió en México, Estados Unidos y Argentina, donde trabajó como funcionario en el Ministerio de Salud Pública.
A pesar de su éxito popular, Zamacois fue un escritor menospreciado por la crítica literaria, aunque fue admirado por figuras como Federico Sainz de Robles. Su estilo y personalidad fueron descritos de maneras contrastantes, reflejando su complejidad como individuo. Zamacois es recordado como un escritor que, a pesar de ser »derrotado por la vida», vivió plenamente de su arte, siendo el único de su generación que logró tal hazaña.
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