Luis Mariano de Larra y Wetoret (Madrid, 17 de diciembre de 1830 – 20 de febrero de 1901) fue un destacado autor teatral del siglo XIX, conocido por su prolífica producción literaria y su participación activa en la vida cultural madrileña. Era el hijo primogénito del célebre escritor romántico Mariano José de Larra, más conocido como Fígaro.
Formación y Carrera Periodística:
Luis Mariano se educó en prestigiosos colegios madrileños y obtuvo el grado de bachiller en Filosofía en el Instituto de San Isidro en 1846. En 1847, inició su carrera en el periodismo al ser nombrado oficial de la Gaceta de Madrid, donde ascendió a primer redactor jefe en 1856. Escribió para varios periódicos importantes de la época, incluyendo Las Novedades, La Iberia, La Época, y La Ilustración Española y Americana.
Carrera Teatral:
Larra comenzó su carrera teatral a una edad temprana, estrenando su primera obra, El toro y el tigre, en 1849, aunque no recibió un gran reconocimiento. Sin embargo, continuó escribiendo y en 1851 presentó la ópera bufa Un embuste y una boda y la comedia Todos son raptos, que tuvieron un mejor recibimiento. Durante la década de 1850, se consolidó como uno de los dramaturgos más prolíficos de su generación, siendo asociado con la denominada »Generación de 1850», junto a figuras como Narciso Serra y Luis de Eguílaz.
Sus obras, que abarcan desde la comedia hasta el drama y la zarzuela, se caracterizan por un marcado interés en la realidad económica, una fuerte actitud moral, y un enfoque en personajes de clase media y alta, ambientados en entornos urbanos. Entre sus obras más destacadas se encuentran El barberillo de Lavapiés (1874), Chorizos y Polacos (1876), y Las campanas de Carrión (1888).
Vida Personal y Reconocimientos:
En 1856, Luis Mariano se casó con la actriz Cristina Ossorio Romero, con quien tuvo tres hijos, dos de los cuales siguieron la tradición teatral familiar. Su trayectoria fue reconocida con la concesión de la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica en 1872.
Declive y Muerte:
A pesar de su éxito inicial, hacia el final de su vida, Larra fue cayendo en el olvido, posiblemente debido a las constantes comparaciones con la obra de su famoso padre. Murió en 1901 de una angina de pecho en su casa de Madrid en la calle Atocha 122, dejando un legado significativo en la historia del teatro español, aunque su figura ha sido en gran medida eclipsada por la de su padre.
Comparar listados
Comparar