Rafael Romero Barros nació en Moguer (Huelva) el 30 de mayo de 1832 y falleció en Córdoba el 2 de diciembre de 1895. Fue un destacado pintor, historiador del arte, arqueólogo, museólogo y literato español. Su formación académica comenzó en Sevilla, donde estudió Latinidad y Filosofía en la Universidad Literaria. Fue en esta ciudad donde también se formó como pintor bajo la tutela de Manuel Barrón y Castillo, quien influyó profundamente en su estilo artístico, especialmente en el tratamiento de la figura humana y el paisaje, temas que eran populares en la época.
En 1858, Romero Barros se casó con Rosario de Torres Delgado, una sevillana con quien tuvo ocho hijos. El primero de sus hijos nació en Sevilla, pero los demás nacieron en Córdoba, ciudad a la que se trasladó en 1862 para asumir el cargo de conservador-restaurador del Museo de Pinturas. Este museo, junto con una colección de piezas arqueológicas, había sido trasladado al edificio del Hospital de la Caridad, donde Romero Barros también estableció su residencia. En Córdoba, además de su trabajo en el museo, fue profesor en la Escuela Provincial de Bellas Artes, donde contribuyó a la formación de los principales artistas cordobeses de finales del siglo XIX, incluyendo a sus propios hijos, Rafael Romero de Torres, Enrique Romero de Torres y Julio Romero de Torres, este último, uno de los pintores más reconocidos de la historia del arte español.
Romero Barros no solo se dedicó a la pintura, sino que también fue un activo participante en la vida cultural de Córdoba. Fue miembro de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su interés por el patrimonio, la arqueología y el arte de Córdoba se reflejó en su trabajo en la Comisión de Monumentos y en sus numerosos escritos, que abarcaban una amplia variedad de temas relacionados con la historia y la cultura de la ciudad.
El legado pictórico de Rafael Romero Barros se conserva en gran medida en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, donde sus obras continúan siendo una parte fundamental del patrimonio artístico de la ciudad. Su influencia perduró no solo a través de sus propias creaciones, sino también a través de la formación de una generación de artistas que marcaron el cambio de siglo en Córdoba y en España.
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