Eduardo López Nuño y Moreno nació en Granada el 24 de diciembre de 1863, hijo del comandante José López Nuño y Agoneta y Eduarda Moreno Morales. Ingresó en la Academia de Infantería en 1880, pasando luego a la Academia General Militar, donde fue ascendido a alférez en 1884 y destinado al Batallón de Cazadores de Manila. En 1887 fue promovido a teniente.
Destinado al Batallón de Puerto Rico, embarcó hacia Cuba en 1895, donde participó en combates destacados como La Guía y Plazaola, ascendiendo a capitán ese mismo año. Intervino en acciones como Lomas del Rubí, Sabana Maíz y Sierra Guisa, recibiendo la Cruz de María Cristina por su actuación en esta última. En 1898 regresó a la Península y fue destinado al Regimiento de León, donde ascendió a comandante por méritos de guerra. En 1899 fue asignado al Batallón de Las Navas.
El 22 de julio de 1909, López Nuño embarcó hacia Melilla con su batallón. Durante el combate del Barranco del Lobo el 27 de julio, se le ordenó tomar una posición fortificada por el enemigo. Al mando de sus tropas, cumplió la orden con valentía, pero fue herido gravemente en el pecho. A pesar de esto, continuó liderando y alentando a sus hombres hasta recibir un disparo mortal en la frente.
Muerto en el combate del Barranco del Lobo. Herido en el pecho, siguió avanzando, hasta que un balazo en la cabeza lo mató.
Su heroísmo fue recompensado con el ascenso a teniente coronel y la Cruz Laureada de San Fernando de 2.ª Clase, concedida por Real Orden del 27 de diciembre de 1912. Otros oficiales también recibieron la misma distinción por hechos similares en el combate, como los comandantes Ricardo Fresneda Calsamiglia y Tomás Palacio Rodríguez.
Eduardo López Nuño está enterrado en el Panteón de los Héroes en el Cementerio de la Purísisma Concepción de Melilla. Fila 4, nicho 16.
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