Emilio Mario, cuyo nombre real era Emilio López Chaves, nació el 30 de enero de 1838 en Granada. El comediógrafo Luis de Eguílaz, quien lo apoyó en sus inicios, le sugirió el nombre artístico que adoptó para el teatro. Su transición a la escena profesional comenzó tras una función de aficionados en el teatro del Instituto, donde fue descubierto.
Emilio Mario descansa en el cementerio sacramental de Santa María, en una tumba catalogada como bien artístico. La tumba, de autor desconocido, está coronada por una gran cruz con una figura femenina doliente, aunque dañada con el tiempo. En la lápida se lee: Emilio Mario, 9 agosto 1899, junto a los nombres de su esposa Emilia Fenoquio y su hijo Emilio. Aunque deteriorado, el conjunto conserva parte de su belleza original.
Mario es recordado por su rigor en la puesta en escena, siendo uno de los primeros directores de escena en España. Su familia se trasladó a Madrid cuando tenía dos años. Aunque comenzó estudiando notarías y fue sargento de carabineros, decidió ingresar en el Real Conservatorio, donde se formó con García Luna y Fernando Ossorio. Debutó en 1856 en la compañía del Español y más tarde trabajó bajo la dirección de Julián Romea, convirtiéndose en uno de los actores favoritos de la burguesía.
En 1875, asumió la dirección del teatro de La Comedia, reclutando a destacados actores y logrando grandes éxitos, como el estreno del drama »Juan José» en 1895. También inauguró el teatro de la Princesa (María Guerrero).
En 1893 fue nombrado profesor honorario de la Escuela de Música y Declamación. Falleció el 8 de agosto de 1899 tras una hemorragia pulmonar. Su esposa Emilia le sobrevivió nueve años. Su hijo, Emilio Mario López Fenoquio, falleció en 1911, logrando estrenar algunas comedias como »Militares y paisanos» y »El revisor».
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