Pío Estanislao Federico Chueca y Robres (Madrid, 5 de mayo de 1846 – Madrid, 20 de junio de 1908) fue un destacado compositor español, especialmente conocido por sus contribuciones al género chico, un tipo de zarzuela breve en un acto. Entre sus obras más famosas se encuentra La Gran Vía (1886), compuesta en colaboración con Joaquín Valverde, una de las zarzuelas más emblemáticas de su época.
Chueca nació en la Plaza de la Villa de Madrid, en la emblemática torre de los Lujanes. Proveniente de una familia acomodada, recibió educación musical desde niño, mostrando una notable facilidad para el piano que ya en 1855 fue destacada por la prensa madrileña. A pesar de su talento musical, su familia insistió en que abandonara la música para estudiar medicina. Durante estos años, su amor por la música nunca disminuyó, y su habilidad para el piano continuó siendo una de sus principales pasiones.
En 1866, durante las protestas estudiantiles contra el gobierno de Narváez, Chueca fue arrestado y pasó un tiempo en la cárcel de San Francisco en Madrid. Fue durante esta estancia cuando compuso varios valses que tituló Lamentos de un preso. La orquestación y dirección de estas obras por Francisco Asenjo Barbieri catapultaron a Chueca al éxito, y este episodio lo convenció de abandonar definitivamente la medicina para dedicarse por completo a la música.
Chueca comenzó su carrera como pianista y llegó a dirigir la orquesta del Teatro Variedades, uno de los centros neurálgicos del teatro lírico en Madrid. A pesar de su limitada formación académica en música, Chueca se destacó por su talento innato, su intuición y su capacidad para crear melodías alegres y rítmicas que cautivaron al público. Trabajó en colaboración con algunos de los compositores más destacados de su tiempo, como Barbieri, Tomás Bretón, y especialmente con Joaquín Valverde, con quien compuso algunas de sus obras más célebres.
Entre sus composiciones más conocidas se encuentran La Gran Vía (1886) y Agua, azucarillos y aguardiente (1897), dos obras que se han mantenido en el repertorio habitual del teatro español. Estas zarzuelas, cargadas de humor, frescura y una vívida representación de la vida cotidiana madrileña, definieron el estilo de Chueca y lo consolidaron como uno de los compositores más queridos de su tiempo.
Federico Chueca falleció en Madrid el 20 de junio de 1908 y fue enterrado en el cementerio de San Justo de la capital. A pesar de que su formación musical fue más autodidacta que formal, su talento, su agudo sentido del ritmo y su capacidad para capturar la esencia popular en su música lo han asegurado un lugar privilegiado en la historia del teatro lírico español.