Federico Gravina y Napoli, nacido en Palermo el 12 de agosto de 1756 y fallecido en Cádiz el 9 de marzo de 1806, fue un destacado capitán general de la Real Armada, embajador y caballero de la Orden de Santiago.
Provenía de una familia noble, su padre fue Juan Gravina y Moncada, duque de San Miguel, y su madre Leonor Napoli y Monteaporto. La familia Gravina solicitó y obtuvo del rey Carlos III mantener la nacionalidad española tras la separación de los tronos de España y Nápoles.
Federico recibió su educación en el Colegio Clementino de Roma y, en 1775, ingresó en la Real Armada como guardia marina. Tras un examen riguroso, superó las materias necesarias y comenzó su carrera naval. En 1776, participó en la expedición a la isla de Santa Catalina, donde mostró su valor en la toma del castillo de la Asunción. Luego sirvió en la fragata Santa Clara, donde sobrevivió a un naufragio en el Río de la Plata. A su regreso a España, fue ascendido a alférez de navío.
En los siguientes años, se distinguió en varias misiones, incluida la persecución de piratas en el Mediterráneo y la defensa de Gibraltar. En 1782, durante el asalto a Gibraltar, Gravina comandó la batería flotante San Cristóbal, que resultó destruida tras un incendio. A pesar de este fracaso, continuó su carrera en la escuadra del general Luis de Córdoba, enfrentándose al almirante inglés Howe.
Gravina fue ascendido a capitán de navío y participó en la campaña contra los piratas de Argel. En 1791, lideró una exitosa misión en Orán, que culminó con el levantamiento del asedio impuesto por las fuerzas del bey de Mascara.
En 1793, al estallar la guerra con Francia, Gravina se unió a la escuadra de Juan de Lángara y participó en la defensa de Tolón, donde fue gravemente herido. Por su valiente actuación, fue ascendido a teniente general.
Con el Tratado de San Ildefonso en 1796, España se alió con Francia contra Inglaterra. En 1805, Gravina asumió el mando de la escuadra española en Cádiz y se unió a la flota francesa comandada por Villeneuve. Ambos zarparon hacia la Martinica en un intento de distraer al almirante Nelson de las costas británicas.
Esta expedición formó parte de los acontecimientos que culminaron en la batalla de Trafalgar, donde Gravina resultó herido gravemente. Aunque sobrevivió a la batalla, falleció meses después debido a las heridas sufridas.