Gustavo Adolfo Bécquer, nacido en Sevilla el 17 de febrero de 1836 y fallecido en Madrid el 22 de diciembre de 1870, fue un poeta y prosista español. Su verdadero nombre era Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, y provenía de una familia de origen flamenco que, aunque había gozado de gran poder económico en el pasado, había perdido su fortuna. Sin embargo, la familia aún mantenía prestigio, y varios miembros se destacaban por su talento artístico, incluido su padre, José Bécquer, un pintor.
Desde joven, Gustavo Adolfo mostró interés por la pintura y la música, pero se inclinó finalmente por la literatura, en parte influenciado por su entorno familiar y sus amistades. A los 10 años, quedó huérfano de padre y, a los 11, de madre, lo que marcó su vida y lo llevó a vivir con familiares. Asistió al Colegio de San Telmo, donde inició su interés por la poesía. Tras la clausura del colegio, continuó sus estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza, y escribió su primera obra significativa, dedicada a la muerte del poeta Alberto Lista.
En 1854, a los 18 años, se trasladó a Madrid con la esperanza de triunfar como escritor. Sin embargo, su vida en la capital fue difícil al principio, enfrentándose a penurias económicas y decepciones profesionales. Aunque trabajó como periodista y editor, nunca dejó de considerar la poesía como su verdadera vocación. Participó en tertulias literarias y en proyectos periodísticos como El Contemporáneo, que le proporcionaron estabilidad. También colaboró en la creación de obras de zarzuela y fue editor de la revista ilustrada El Museo Universal.
El matrimonio de Bécquer en 1861 con Casta Esteban fue un fracaso, lo que, sumado a su frágil salud, lo llevó a pasar un tiempo en el monasterio de Veruela, donde escribió Cartas desde mi celda. A pesar de las dificultades, continuó desarrollando su poesía, creando las Rimas, una serie de poemas cortos que solo en parte fueron publicados en vida. Tras su muerte, sus amigos editaron póstumamente sus Rimas, que fueron reconocidas como una de las obras más importantes del romanticismo español y precursoras del modernismo.
Además de su poesía, Bécquer también destacó en la prosa, siendo autor de numerosas leyendas que combinaban el lirismo con elementos de misterio y fantasía, publicadas entre 1858 y 1863. Aunque falleció a los 34 años, su legado literario ha sido fundamental para la evolución de la poesía española, influyendo en poetas posteriores como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.
Tanto Gustavo como su hermano Valeriano estuvieron enterrados en el cementerio Sacramental de San Lorenzo y San José hasta su traslado a Sevilla. Desde 1972 los restos de ambos se encuentran en el Panteón de sevillanos ilustres de la Iglesia de Asunción de Sevilla.
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