José Lapayese fue un artista español perteneciente a una dinastía artística con raíces en el siglo XV. Descendiente de Joseph Lapayese, un caballero francés que dominaba el arte de tejer seda, José nació en una familia con una profunda tradición en las artes. Su linaje se entrelazaba con el legado de artistas y artesanos, como su abuelo Antonio Lapayese de Gea de Albarracín y su madre Teresa Bruna de Calamocha.
José Lapayese nació en Calamocha, pero a los 9 años se trasladó a Zaragoza. Estudió en el colegio de la Coronación de la Virgen del Pilar, destacando por su destreza en el dibujo y ganándose una beca en la Fundación creada por el cardenal Soldevilla. Aunque fue tentado por la música y el teatro durante su juventud, finalmente se inclinó por las artes visuales, logrando éxito en premios de dibujo.
De 1913 a 1918, Lapayese estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, obteniendo calificaciones brillantes. Posteriormente, en 1919, asistió a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde fue galardonado con el premio extraordinario. También obtuvo el carnet de copista del Museo del Prado y montó un pequeño taller de restauración en la Plaza de Santa Ana.
A lo largo de su carrera, José Lapayese exploró una gran variedad de técnicas, desde la pintura mural y sobre tabla, hasta lacas, esculturas y cerámicas esmaltadas. Su talento fue reconocido en varias ocasiones, incluyendo una exposición en la Sociedad Española de Amigos del Arte de Madrid en 1929, y fue premiado con varias medallas de oro en diversas exposiciones.
Sin embargo, su carrera artística se vio afectada por la Guerra Civil Española, durante la cual experimentó graves penurias y dificultades. Tras la guerra, se dedicó a la restauración y la decoración, trabajando para la Biblioteca Nacional y en casas de la nobleza, lo que le valió el apodo de »el Restaurador de la nobleza». Aunque sus esfuerzos en la restauración y decoración opacaron en cierta medida su trabajo creativo, Lapayese nunca dejó de lado su vocación artística.
En 1943, Lapayese se trasladó a Barcelona, donde su obra fue mejor recibida que en Madrid. En 1964 fundó en Inca (Mallorca) el Museo del Cuero de Cordobanes y Guadameciles, en reconocimiento a sus exploraciones en técnicas artísticas tradicionales. A pesar de las dificultades, su obra acabó en manos de directores de museos y coleccionistas internacionales.
José Lapayese continuó su labor artística y de restauración hasta sus últimos días, dejando un legado multifacético en las artes españolas, desde la pintura hasta la restauración de importantes monumentos.
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