Fue un intérprete ecléctico que, tras estudiar el bachillerato y derecho en Madrid, optó por una carrera en el teatro. En 1860, dejó el Teatro Español de Madrid para trabajar en provincias con Fernando Osorio y, posteriormente, alcanzó el éxito como primer actor en el Teatro Variedades.
En 1865, se trasladó al Teatro de la Zarzuela y viajó a Cuba con Joaquín Arjona y la célebre actriz Teodora Lamadrid, consolidando su carrera en el extranjero. A su regreso, alternó su actividad entre Madrid y Cuba, hasta que en 1874 inauguró el Teatro de la Comedia de Madrid, con una destacada carrera en teatro realista y alta comedia.
Fue el director elegido para inaugurar el Teatro de la Princesa en 1885, donde representó obras de autores clásicos como Lope de Vega, Moratín y contemporáneos como Tamayo y Baus. Sin embargo, el público conservador no siempre recibió bien sus selecciones teatrales. En 1886, volvió al Teatro de la Comedia, donde se distinguió por su capacidad de liderazgo y su sentido democrático en el reparto de los personajes, lo que generó cierta controversia.
Esta figura fue discípulo de Joaquín Arjona y Julián Romea, dos de los grandes del naturalismo teatral en España, y formó parte de la regeneración del teatro español. Fue un perfeccionista en la escena y se esforzó por seguir las corrientes naturalistas europeas de la época. Entre sus discípulos destacan Mariano de Larra, Juan Balaguer, Enrique Sánchez de León y otros.