Rafael Hernando Palomar (Madrid, 31 de mayo de 1822 – 10 de julio de 1888) fue un compositor lírico español, clave en la evolución de la zarzuela moderna. Huérfano de madre a los dos años, comenzó su formación musical en el Real Conservatorio de María Cristina, donde estudió piano, canto y composición bajo la tutela de maestros como Pedro Pérez Albéniz y Ramón Carnicer.
En 1843, viajó a París, donde estudió canto y composición y compuso obras como el Stabat Mater y la ópera Romilda, aunque esta última no llegó a estrenarse debido a los sucesos revolucionarios de 1848. Ese mismo año regresó a Madrid y empezó a destacar en la zarzuela, consolidando este género con obras como El ensayo de una ópera (1848) y Palos de ciego (1849). Fue especialmente exitoso con Colegialas y soldados y El duende, contribuyendo a expandir la estructura dramática del género a dos actos.
Además de sus logros como compositor, Hernando fue director del teatro de Variedades y miembro fundador de la Sociedad Lírico-Española junto a figuras como Barbieri, Gaztambide y Oudrid, grupo que contribuyó enormemente al desarrollo de la zarzuela en España. Sin embargo, tras abandonar la sociedad en 1853, su protagonismo en el mundo lírico se redujo.
Desde 1852, Hernando fue secretario del Conservatorio de Madrid, donde también ejerció como profesor de Armonía. Durante su gestión, contribuyó a importantes reformas en la institución y escribió propuestas como el Proyecto-Memoria para la creación de una Academia de Música, demostrando su interés por la organización musical y su visión del futuro de la música en España.
Aunque con el tiempo dejó de componer zarzuelas, continuó escribiendo música para eventos importantes, como la fantasía El nacimiento (1857), compuesta para celebrar el nacimiento del futuro Alfonso XII. En 1867, estrenó una Misa votiva a santa Cecilia y fue nombrado caballero de la Orden de Carlos III y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Su legado incluye numerosas composiciones conmemorativas y escritos que abogaban por el apoyo al teatro lírico nacional, como su folleto Petición de subvención para el teatro lírico nacional (1881).