Santiago de Liniers y Brémond, conde de Buenos Aires, nació en Niort, Francia, el 25 de julio de 1753, y murió en Córdoba del Tucumán, Argentina, el 26 de agosto de 1810. Militar y décimo virrey del Río de la Plata, es recordado por su lealtad a la Corona española y por su destacada participación en la reconquista de Buenos Aires.
De familia noble, fue el cuarto de nueve hijos de Jacques de Liniers y Teresa de Brémond. Siguiendo la tradición familiar, ingresó en la Orden de Malta a los doce años y en 1768 decidió unirse a la Armada Real Francesa. Sin embargo, en 1775 inició su carrera al servicio de la Corona de España, ingresando en la Real Compañía de Guardias Marinas en 1776.
Liniers llegó por primera vez a América en 1776, como parte de una expedición bajo el mando de Pedro de Cevallos. Participó en la rendición de la Colonia de Sacramento y, posteriormente, en las guerras contra Inglaterra, destacándose en la reconquista de Menorca y el sitio de Gibraltar, donde su valentía le valió varios ascensos.
En 1783 se casó con Juana Úrsula de Menbiella, con quien tuvo dos hijos. En 1788 fue destinado a Montevideo, donde presentó un plan para mejorar las defensas del Río de la Plata. Sin embargo, en 1790 perdió a su esposa y a su hija, lo que lo afectó profundamente. Posteriormente, se casó con María Martina de Sarratea y Altolaguirre, con quien tuvo nueve hijos.
Liniers fue clave en la defensa del virreinato ante las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Lideró la reconquista de Buenos Aires, derrotando a las fuerzas británicas comandadas por William Carr Beresford. Tras este éxito, fue nombrado virrey interino en 1807, y luego ratificado en el cargo. Sin embargo, su origen francés y su relación con Napoleón generaron desconfianza en algunos sectores, especialmente en el Cabildo de Buenos Aires.
En 1810, con el estallido de la Revolución de Mayo, Liniers se mantuvo fiel a la Corona y organizó una resistencia en Córdoba junto a sus aliados. Sin embargo, fue capturado y ejecutado el 26 de agosto de ese año. Sus restos reposan en el Panteón de marinos ilustres de San Fernando en Cádiz.
En reconocimiento a sus servicios, Fernando VII permitió que sus descendientes incluyeran en su escudo las banderas ganadas en la reconquista de Buenos Aires. Su nombre y legado fueron perpetuados cuando, en 1900, la reina regente María Cristina otorgó el título de conde de Liniers a uno de sus descendientes.
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