Marcial Lalanda del Pino (Rivas Vaciamadrid, 20 de septiembre de 1903 – Madrid, 24 de octubre de 1990) fue uno de los toreros más destacados de su época, conocido por su técnica, dominio y longeva carrera en el mundo del toreo. Provenía de una familia con una fuerte tradición taurina, lo que marcó su destino desde la infancia.
Primeros años y familia taurina
Nació en la finca »El Porcal», en Vaciamadrid, su abuelo había sido administrador de la ganadería del duque de Veragua, y su padre, mayoral de la vacada de Enrique Gutiérrez de Salamanca. Creció en un ambiente rodeado de toros, y junto a sus hermanos Martín y Eduardo, y su primo Pablo Lalanda, comenzó a demostrar habilidades para la tauromaquia desde temprana edad.
Inicios en el toreo
A pesar de las restricciones legales que impedían a los menores de 16 años torear, Marcial participó en becerradas desde los 11 años, donde comenzó a destacar. En 1919, debutó con picadores en Valdepeñas, iniciando una prometedora carrera como novillero. En 1920, toreó por primera vez en Madrid en una novillada privada, organizada en honor de los marqueses de Carisbrooke, donde José Gómez Gallito, uno de los más grandes toreros de la época, presenció su toreo. Ese mismo año, hizo su debut oficial en la Plaza de Madrid, cortando una oreja y ganando reconocimiento.
Carrera como matador
Marcial Lalanda tomó la alternativa el 28 de septiembre de 1921 en Sevilla, de manos de Juan Belmonte y en presencia de Manuel Jiménez »Chicuelo», con el toro Pichuchi de la ganadería de Rafael Surga. La confirmación de su alternativa en Madrid ocurrió en 1922, en una corrida que se tornó trágica debido a la muerte de Manuel Granero.
Lalanda se mantuvo en lo más alto del escalafón taurino durante más de dos décadas. Entre 1929 y 1932 vivió sus años más intensos, realizando más de 85 corridas anuales. Su estilo se caracterizaba por su técnica precisa, inteligencia en la lidia y un dominio constante de los toros. A lo largo de su carrera, toreó en las principales plazas de España y América, ganando una reputación como uno de los toreros más completos y sólidos de su tiempo.
Retiro y legado
Se retiró del toreo en 1942, tras una notable trayectoria que lo consagró como una de las figuras más importantes del toreo durante la primera mitad del siglo XX. Tras su retiro, continuó involucrado en el mundo taurino, apoderando a figuras como los hermanos Pepe Luis y Manolo Vázquez y a Antonio Ordóñez. También mantuvo su ganadería, que había adquirido en 1931.
Marcial Lalanda fue un torero que dejó huella en la tauromaquia, tanto por su técnica y dominio como por su longevidad en los ruedos. La Escuela Taurina de Madrid lleva su nombre en homenaje a su trayectoria, consolidando su lugar en la historia del toreo.