Victorino Martín Andrés nació el 6 de marzo de 1929 en la casa familiar, ubicada en el antiguo estanco de Galapagar, Madrid. Hijo de Adolfo Martín Miguel y Candelas Andrés Calvo, tuvo dos hermanos, Adolfo y Venancio, además de dos hermanas que fallecieron antes de su nacimiento.
Su infancia transcurrió en Galapagar, donde compartía aventuras con su primo Vicente. Mientras las mujeres se ocupaban del estanco y el bar familiar, los hombres se dedicaban a las tareas agrícolas, la ganadería y la lechería. Sin embargo, su infancia fue interrumpida abruptamente por la Guerra Civil Española cuando, en julio de 1936, su padre Adolfo fue detenido por los milicianos. Victorino nunca volvería a ver a su padre, quien fue fusilado en Paracuellos del Jarama el 8 de noviembre de ese mismo año.
A los diez años, en 1939, Victorino se convirtió en el hombre de la casa, ya que su hermano mayor, Adolfo, estaba cumpliendo servicio militar. Durante su juventud, tuvo su primer contacto con un toro bravo en la finca Cuarto Carretero, propiedad de la familia Hernández, quienes habían adquirido en 1932 una antigua ganadería de encaste Vega Villar, que más tarde sería una de las ramas que Victorino mantendría bajo el nombre de Monteviejo.
Entre 1940 y 1942, Victorino estudió en el colegio de los Hermanos Maristas en Madrid, pero en el otoño de 1942 ingresó en el colegio Alfonso XIII de los Agustinos en El Escorial. Sin embargo, su interés por los estudios no prosperó, y dos meses después dejó la escuela para ayudar en los negocios familiares. A los 16 años, en 1945, se hizo cargo de la carnicería de su tío en Torrelodones, expandiendo el negocio familiar a otras dos carnicerías en la misma localidad. A partir de ahí, comenzó a comprar ganado para abastecer las carnicerías y organizar espectáculos taurinos en los pueblos cercanos.
En 1953, los hermanos Martín lograron inscribir el hierro de la »V», que había sido utilizado por su familia para marcar las reses desde los tiempos de su abuelo Venancio, en la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia. Este hierro, registrado a nombre de Adolfo Martín Andrés, marcó el inicio de la carrera ganadera de Victorino.
En noviembre de 1958, Victorino contrajo matrimonio con María García, hija de lecheros a quienes la familia Martín vendía su producción. El matrimonio tuvo dos hijos: Ana Isabel, nacida en 1960, y Victorino, en 1961. Tras divorciarse en 1988, Victorino se casó por segunda vez con María Teresa Cachero.
El 18 de agosto de 1960, Victorino y sus hermanos adquirieron su primer lote de toros de la ganadería de los hermanos Escudero Calvo, heredera del marqués de Albaserrada. Con estas reses, lidiaron su primer festejo en Zaragoza en 1961. La trayectoria de Victorino como ganadero comenzó a destacar a partir de entonces. El 19 de junio de 1965, sus toros debutaron en la plaza de Las Ventas en Madrid, donde uno de los novillos fue premiado con dos orejas.
En 1967, Victorino lidió su primera corrida bajo su propio nombre en Castro Urdiales, y en 1968 estuvo al borde de la muerte tras ser brutalmente corneado por el semental Hospiciano. Sin embargo, sobrevivió y continuó su ascenso en el mundo del toreo, consolidando su ganadería como una de las más respetadas y temidas del panorama taurino.
En la década de los 70, los toros de Victorino comenzaron a destacarse en las plazas más importantes de España y Francia. En 1975, el toro Jaquetón fue premiado como el más bravo de la Feria de San Isidro. En 1982, la famosa »corrida del siglo» tuvo lugar en Las Ventas, donde tres toreros cortaron dos orejas cada uno y Victorino fue sacado a hombros por la puerta grande. Poco después, en 1987, Victorino enfrentó un grave escándalo al ser acusado de afeitar los cuernos de dos toros en Granada, lo que provocó una intensa lucha mediática.
A partir de los años 90, la ganadería de Victorino Martín se consolidó como una de las más prestigiosas del mundo taurino. En 1999, alcanzó el récord de lidiar 100 toros en 19 festejos. A lo largo de su carrera, Victorino defendió con firmeza la integridad de la tauromaquia, ganándose el respeto y la admiración de los aficionados.
Victorino Martín falleció el 3 de octubre de 2017, a los 88 años de edad, en su finca Monteviejo, dejando un legado imborrable en la historia de la tauromaquia.
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